Desde el 7 de noviembre, una muestra reúne en el MAC de Parque Forestal más de un centenar de obras de estos tres artistas que iniciaron sus carreras en el surrealismo de los años 20. Compartieron amistad y visiones del arte por tres décadas, así como la fascinación por el ajedrez y el erotismo.
Le quedaba un año de vida y Marcel Duchamp ya estaba pensando en el final del juego. En la primavera de 1967, el artista moldeó en bronce su rostro y su brazo derecho, en actitud pensativa, apoyados por el codo en la mitad de un tablero de ajedrez, donde sólo queda una pieza: el caballo. La escultura simboliza el deterioro y paso del tiempo para el propio artista, como sus dudas sobre cuál será su próximo movimiento. “En 1919, Duchamp realiza su primer tablero de ajedrez, en el qué todas las fichas están diseñadas por un artesano, menos el caballo que la diseñó él mismo. Sin duda, esa ficha lo representa a él y vuelve a usarla en esta última obra, premonitoria de su muerte”, explica la curadora española Pilar Parcerisas, sobre Cast Alive (1967), la escultura del artista francés que estará presente en la muestra, que desde el 7 de noviembre reúne también piezas de Salvador Dalí y Man Ray y que se repartirán entre el MAC de Parque Forestal y el Espacio ArteAbierto de la Fundación Itaú.