“El poder que tiene la música para emocionar, y a través de la danza, hacerme volver a momentos bellos del pasado”
Hay músicas que no solo se escuchan, se sienten en los huesos, se graban en la piel y nos acompañan en los momentos más significativos de la vida. Así me pasa con Las cuatro estaciones de Vivaldi, en la versión de Max Richter. Una obra que, desde hace años, forma parte de mi repertorio musical y que elegí para que estuviera presente en uno de los instantes más trascendentales de mi vida, el nacimiento de mi hijo Mike.
Volver a escuchar esa música, esta vez interpretada en vivo como parte de una obra de danza tan profunda y bella como Bodies of Division en un estreno mundial creado especialmente para el Ballet de Santiago fue una experiencia muy conmovedora. Ver cómo los cuerpos danzaban sobre el escenario al ritmo de esa melodía que marcó tantos años de mi vida y sobre todo el inicio de una nueva vida, triplicó la emoción. Fue revivir ese momento de plenitud, amor y entrega.
La danza y la música tienen ese poder, nos emocionan, nos paran los pelos, nos conectan con lo que amamos y nos permiten tener instantes, en el que tiempo se detiene, para llevarte a los recuerdos más bellos en el fondo del corazón.
Esta obra se presentó en marco de la Noche Británica en el Teatro Muncipal de Santiago, en conjunto también con la obra The Dream. Fue un espectáculo muy completo y diverso en cuanto a técnica, estilo y todo lo que conlleva crear una obra de danza, ambas interpretadas por el Ballet de Santiago
Mi opinión sobre las obras.
Bodies of Division
La obra es una celebración al movimiento en su forma más pura. Un estreno mundial creado especialmente para el Ballet de Santiago con la música de Las cuatro estaciones de Vivaldi , en la vibrante versión del compositor y músico alemán, Max Richter con una la coreografía de Pett|Clausen-Knight enérgica y elegante.
Los bailarines parecían flotar sobre el escenario, fusionando la técnica del ballet clásico con la expresividad del lenguaje contemporáneo. El control corporal era impresionante, elevarse en puntas para luego descomponerse en gestos que transmitían pura emoción. Bella e interesante interpretación de las estaciones, cada una con su carga emocional, las que incluían movimientos fluidos, staccato, muchos desplazamientos, uniones corporales, saltos, ensalzamientos, con un nivel de técnica y control del cuerpo maravilloso. También en algunas escenas me hizo recordar la danza-teatro, con sutiles toques de humor que me evocaban a figuras como Pina Bausch.
La puesta en escena fue minimalista, juegos de telas e iluminaciones que destacaban el cuerpo como una escultura, nada distraía la mirada, toda la atención recaía sobre los cuerpos en movimiento, revelando músculo, tensión, fragilidad y fuerza. Era imposible no conmoverse ante esa danza profundamente humana. Cada gesto hablaba del amor, del dolor, de la memoria física de lo vivido.
Poder presenciar Bodies of Division fue bello, su capacidad de hacerme sentir, me lleva a un pasado que no quiero olvidar, me acerca a mi propia historia. Ese poder que tiene la música y los cuerpos bailando para transportar y llevarte del presente a viajar en el tiempo.
The Dream
The Dream es una invitación soñar con los ojos abiertos. Un ballet que hace honor a su título ya que es verdaderamente un sueño. La atmósfera mágica envuelve al espectador desde el primer instante, con una propuesta visual en la que los vestuarios y escenografías parecen sacados de un mundo mágico. Los tutús, ligeros y transparentes, parecieran desvanecerse sobre el escenario, mientras la danza da vida a esta historia clásica.
El cuerpo de baile brilla con una técnica impecable y una excelente caracterización. Cada movimiento, cada gesto, te muestran a sus personajes y el universo fantástico en el que habitan. Ver esta obra es como detener el tiempo, me produjo mucha calma, introspección, despierta pensamientos, pero también invita al silencio interior. En ocasiones, me descubrí completamente abstraída del mundo real, inmersa en esta ensoñación.
Información sobre las obras
Cuerpos divididos (Bodies of Division) es un estreno mundial creado especialmente para el Ballet de Santiago con la vibrante música de Las cuatro estaciones de Vivaldirevisitadas por Max Richter, la coreografía de Pett|Clausen-Knight muestra cómo su lenguaje visceral y apasionado amplía los límites de la destreza técnica en este retrato revelador y emotivo. Los creadores británicos proponen que los seres humanos son el resultado de innumerables momentos y que sus cuerpos se componen de experiencias, traumas, amores e historias. Seres cíclicos, como las estaciones del año, siempre en movimiento, cambiando y formándose a partir de nuevos comienzos y finales que nacen a partir del amor y la pérdida. Pett|Clausen-Knight es el motor creativo de los galardonados bailarines y coreógrafos James Pett y Travis Clausen-Knight, y un espacio para su continua investigación sobre la experiencia humana.
The Dream (Sueño de una noche de Verano de W. Shakespeare) es una creación original de Sir Frederick Ashton, querido coreógrafo inglés que tiene un lugar entre los más relevantes creadores del siglo XX. El Ballet de Santiago presenta esta producción en el marco del Ashton Worldwide, el festival internacional de la Fundación Frederick Ashton 2024-2028 para celebrar el 120° aniversario de su nacimiento. Ashton tomó para esta pieza El sueño de una noche de verano de William Shakespeare, —su estreno sucedió en 1964, año de la celebración de los 400 años de nacimiento del escritor inglés— un cuento de hadas en el que abundan seres mágicos e imaginarios. El ballet se centra en las hadas y los cuatro amantes de Atenas perdidos en el bosque. Todo se completa con la brillante partitura de Felix Mendelssohn que además incorpora un coro infantil que hace aún más imperdible este título.
Fuente: Municipal de Santiago
Las fotografías de Alberto Díaz
Las bellas e impecables fotografías son de Alberto Díaz fotógrafo del Teatro Municipal de Santiago, quien generosamente me compartió su material. Me parece muy necesario incluir lenguaje visual, el que te pueden acercar más aún a lo que fue esa noche mágica.
Viendo las fotografías de Alberto sentí nostalgia de mi pasado, ya que años atrás en mis tiempos intensos de danza, de ballet, contemporáneo y flamenco, me dediqué a la fotografía de danza. Registraba mientras bailaba de un escenario a otro, en clases, o visitaba ensayos generales con mi cámara análoga. Siempre he tenido gran admiración por la fotografía de danza y l@s personas que están tras estas, por eso quería dedicarle un espacio especial en este artículo escrito con mucho amor.
Como anécdota, uno de esos años bailando me toco bailar el otoño de las Cuatro estaciones de Vivaldi junto a la academia de danza Ana Luisa Baquedano, hoy compañía Mo-Mo, lo que fue muy emocionante y también esta obra me lleva ese momento. Muchos recuerdos bellos.
Texto : María Jesús Ossa