El rostro como medio y reflejo: la rebelión biométrica

  • Categoría de la entrada:Blog

Museo Arte la Límite presenta su tercera exposición, El rostro como medio y reflejo: la rebelión Biométrica”, curado por la argentina, radicada en Estados Unidos, Marisa Caichiolo. 

En un mundo donde la tecnología redefine la percepción de la identidad, esta exhibición invita a reflexionar sobre la relación entre el rostro humano, la privacidad y el poder en la era digital.

Las obras que componen esta muestra son en gran medida parte de la colección permanente del Museo Arte Al Limite, enriquecida por la participación de artistas invitados de diversas partes del mundo, como ha sido la tónica de este Museo, presentar obras nacionales e internacionales.

La exhibición propone un dialogo crítico entre pintura, escultura, fotografía y video, complementado con “performances” de diversos artistas de la muestra.

A lo largo de la historia, el rostro, el retrato y el autoretrato han funcionado como actos de exploración de identidad, poder y vulnerabilidad. Hoy, estas prácticas coexisten con avances tecnológicos que permiten la recopilación y manipulación masiva de datos biométricos, poniendo en riesgo nuestra autonomía y nuestra intimidad.

La muestra confronta al visitante con preguntas centrales: ¿qué significa la autenticidad en una era de simulación y vigilancia? ¿Qué implica la auto representación cuando los datos biométricos pueden ser identificadores, controladores y posibles herramientas de poder? Desde los rostros que delimitan identidades hasta los algoritmos que los interpretan, la exposición revela la ambivalencia del rostro: arma de control y espejo de nuestra naturaleza.

Instalaciones interactivas, como las de Ana Marcos, Villanueva, Lutyens, Fargas y Yoon Chung Han, exploran las aplicaciones y riesgos del reconocimiento facial y corporal, destacando implicaciones sociales y éticas en vigilancia, verificación de identidad y posibles abusos. Otras obras responden a los estados fisiológicos de los visitantes, creando un vínculo directo entre emoción y representación.

Las esculturas, fotografías y pinturas que muestran rasgos faciales testimonian la tangibilidad de nuestras identidades digitales, al tiempo que se revelan las múltiples formas en que los datos biométricos pueden ser manipulados, robados o reutilizados. El conjunto invita a pensar qué significa una “identidad real” más allá de los marcadores biométricos, y a cuestionar las implicaciones éticas y sociales de la tecnificación de la identidad.

De es forma la muestra, de una vigencia absoluta, relaciona lo que hoy ocurre en el mundoa través de diversos soportes tecnológicos, empoderando al visitante a cuestionar su relación con la identidad biométrica, promoviendo un pensamiento crítico sobre el futuro que estamos construyendo en la intersección que se genera entre humanidad, tecnología y poder, analizando el derecho a la privacidad y a la autodeterminación de cada individuo, frente a un paisaje tecnológico cada vez más invasivo.