Coloridos volúmenes textiles interpelan quienes somos a la luz de nuestros antepasados. Cuánto sabemos y qué escondemos de nuestras familias. Cómo reflejamos sus aciertos, dolores y pasiones.
Una invitación a revisar las memorias colectivas para comprender el rol que estamos inconsientemente invitados a jugar a lo largo de nuestra vida.
Herencia de la artista visual Maite Izquierdo, es su octava muestra individual en la que inundará de telas la Galería Artespacio. La instalación textil reúne más de 15 obras de gran formato.
Maite Izquierdo, licenciada en Artes Visuales de la Universidad Católica de Chile, se ha especializado en el arte textil. Durante años de investigación ha desarrollado en sus obras diversas técnicas que logra extremarlas en función del estudio del color, recolección de materiales y oficio. Su énfasis está puesto en redescubrir textiles, descomponerlos, dotarlos de una nueva significación para así transformarlos en vestigios de nuestro tiempo.
Según explica la artista, el textil es una materia prima que se permite coser, rasgar y amarrar como reflejo de un tiempo, para renacer en la belleza de este hacer. Es un vestigio rescatado, una segunda piel, que así como nos viste, va determinando la identidad que elegimos. “La cotidianeidad del textil se relaciona con lo íntimo y externo, al trabajarlo observo lo que me ofrece, establezco relaciones materiales, cromáticas y simbólicas: vida, muerte, cobijo, angustia, paisajes y cuerpo”, comenta Izquierdo.
Los grandes cuerpos textiles que en esta nueva muestra presenta le ha demandado una profunda reflexión. Ha sido un viaje de autoconocimiento, de encuentros y desencuentros con los orígenes. “Esta obra hace visible a mis antepasados, me hace tocar su herencia, olerla y abrazarla para ayudar (me) a trascender. Descubrir el tesoro de lo que heredé de cada uno de mis progenitores también me evidencia aquellas cosas que nos pesan y que llevamos cargando transgeneracionalmente. Estos gigantes textiles evidencian la información del inconsciente biológico en el que mi clan familiar me transmitió de generación en generación. Tocar, apropiarme y así tomar solo lo necesario para ser lo que yo elijo ser y así sanar también a generaciones posteriores”.
El proceso se disfruta y se cuida como camino de búsqueda personal, logrando un resultado universal. Como un ritual, el resultado de la acción forma grandes volúmenes que abrazan. “La fragilidad del material hace explorar lo cambiante y lo efímero, y a su vez, gracias a la gravedad de los cuerpos, se hacen presentes en un claro habitar. Residuos que se elevan al entrelazarse y abrigar el espacio entregado”, describe la artista.
fuente: arteallimite