La ceramica Willow de Penco

Hasta el 19 de enero se presentan más de cincuenta piezas que pertenecen al Museo de la Historia de Penco y a coleccionistas particulares. Hoy la vajilla Willow es un objeto de culto luego que se dejara de fabricar justamente hace veinte años cuando la fábrica Fanaloza cerró sus puertas.

Como complemento a la exhibición permanente de pintura chilena y en el marco de su serie Coleccionables, la Corporación Cultural de Las Condes presenta en la Casa-Museo Santa Rosa de Apoquindo la exposición WILLOW, EL PLATO NUESTRO DE CADA DÍA, que pone en escena y rinde homenaje a la versión chilena, creada en Penco, de la famosa porcelana inglesa Blue Willow.

Entre el 10 de septiembre y el 19 de enero se exhibirán más de cincuenta piezas pertenecientes al Museo de la Historia de Penco y a coleccionistas particulares, que se transformaron en un ícono de la memoria colectiva de nuestro país, a veinte años que la Fábrica Nacional de Loza de Penco, Fanaloza, cerrara sus puertas.

Blue Willow fue creada en Inglaterra en 1780 y popularizada durante el siglo XIX. Nuestra versión nació un siglo después en la Fábrica Nacional de Loza de Penco, Fanaloza, y fue fabricada -entre la década del sesenta y 1999- por el artista Roberto Benavente Crisosto, escultor egresado de la Escuela de Bellas Artes, quien falleciera en 2005 a los 83 años de edad.

 

Aunque fue creador de más de diez mil diseños para la industria de la cerámica de Penco, es reconocido a nivel nacional por una sola obra, el patrón Willow de Fanaloza, diseño para vajilla que ha marcado el imaginario doméstico de varias generaciones de chilenos. La cerámica se caracteriza por el diseño en color azul sobre un fondo blanco. Es posible distinguir en primer plano una cabaña rodeada por árboles, seguida por un lago que es surcado por un velero, mientras que en el fondo se asoma un castillo que yace sobre una empinada colina. Un paisaje tan cotidiano como mítico.

 

El modelo original inglés consiste en un motivo inspirado en una leyenda china, en cambio, la recreación de Roberto Benavente modifica el diseño, incorporando motivos más cercanos a nuestra cultura, y juega con más colores, como el verde o rojo terracota.

 

Para la diseñadora Cynthia Aguilera, quien rescató esta singular historia en su tesis De lo cotidiano a lo imaginario, el paisaje azul de Lozapenco, “el plato era un fenómeno, ya que mucha gente lo identificaba. Hoy tiene un valor simbólico que raya en la emocionalidad. Pasó de ser un objeto funcional a uno que te hace volver al pasado, que genera recuerdos. Hay algunos que los siguen usando y otros que lo están buscando y preguntan dónde lo pueden adquirir”.

 

Como una forma de reconocer su alto valor patrimonial, el plato Willow está representado en Penco en un mural de gran formato en las paredes de las viviendas de los antiguos trabajadores de Fanaloza, como parte del proyecto MU-Museo al Muro, ejecutado junto a los artistas visuales Francisco y Piero Maturana. Esto logró conectar la memoria visual con la memoria histórica de los propios habitantes que vieron pasar el icónico plato por las mesas de sus hogares.

 

El alcalde de Penco, Víctor Hugo Figueroa, ha señalado que “el Plato Willow tiene un inmenso significado para Penco y es uno de los íconos de la industria locera que fue tan grande en la ciudad. Creemos que es un símbolo nacional y por lo mismo, hemos estado trabajando para darle puesta en valor. Una de las acciones concretas que hemos adoptado fue el mural que realizamos en la Población Fanaloza”.

Casa-Museo Santa Rosa de Apoquindo
hasta el 19 de enero