Sergio Valenzuela estrena en Chile una poco convencional pieza que une danza y ciencia. A través de vestuarios geométricos y movimientos, oculta y expone el cuerpo de los bailarines.
Esta no es una obra de danza convencional. Es una creación que se asemeja a una instalación coreográfica, expone su proceso y se vincula con la ciencia. Creada por Sergio Valenzuela, la obra cubre y descubre los cuerpos de los bailarines por medio de vestuarios geométricos. La forma en que los bailarines se mueven con ellos no sigue un patrón rígido y cambia de función en función. Y los espectadores pueden fotografiar y grabar lo que ocurre. No cubrir debutó en Viena y llega ahora a Santiago en una nueva versión. “No cubrir – Santiago, nace de una investigación en torno a cómo un espectador o audiencia puede percibir un acción de arte o performance, y en qué momento su conciencia y/o atención se pierde”, explica Valenzuela. Para crear la obra, Valenzuela utilizó un estudio de la NASA sobre la concentración en los astronautas cuando realizan distintas tareas. Además trabajó con Elizabeth Zimmerman en el estudio de ciencias cognitivas; con Robert Bucker, doctor alemán en física cuántica, y Renate Quehenberger, realizadora de cine cuántico. “Esta pieza no quiere contar una historia, no pretende ser una obra formal con principio y fin, no manipula un discurso o expone una problemática contingente, no representa una ideología, no intenta recrear una situación. Es una experiencia entre seres humanos que nos permite generar preguntas personales o colectivas en vivo, sobre nuestra percepción de cosas elementales, como las formas, el cuerpo, el tiempo-espacio, la energía, y la inagotable posibilidad de conectar esa información con nuestro archivo personal o contextual, dando una libre interpretación o sentido al que observa y participa”, explica Sergio Valenzuela.