Rachel Adatto fue la primera ginecóloga de Jerusalén, es la autora de la primera ley en el mundo que obliga a que las fotografias publicitarias que estén retocada, tengan un mensaje que advierta que la imagen fue sometida a una edición digital.
Son casi las nueve y media de la mañana de un jueves en el noveno piso del hospital Shaare Zedek de Jerusalén, donde funciona la Clínica de la Mujer, y Rachel Adatto (69) camina por el pasillo sin usar delantal blanco. Con una tarjeta de seguridad en la mano, abre una puerta, al poco rato sale, camina rápido hasta otra puerta, repite lo mismo, y vuelve a atender a una paciente en su oficina, el mismo lugar donde hace algunas décadas se hizo conocida por ser la primera ginecóloga de la ciudad, y luego la primera mujer en dirigir el hospital, en 1995.
«Cuando decidí ser ginecóloga no tenía idea de que iba a ser la primera mujer en Jerusalén, para mí era algo natural. Y cuando llegué a ser la primera directora del hospital, tampoco sabía que iba a serlo. Son cosas que he conseguido por mí misma, no con el objetivo de ser la primera», dice con la voz firme y luego sonríe, sentada detrás del escritorio de su consulta.
Y no son los únicos primeros puestos que han marcado su vida. El que ha tenido mayor impacto a nivel mundial está en el ámbito político, mientras fue diputada por la lista Kadima, entre 2009 y 2013. En esos cuatro años, Rachel Adatto consiguió dar un paso inédito para luchar contra los trastornos alimentarios asociados con la extrema delgadez. En sus dos últimos años como diputada, logró presentar y aprobar en Israel la primera ley para fijar un Índice de Masa Corporal (IMC) de 18,5 mínimo para las modelos que se contratan en las campañas de publicidad y los medios de comunicación de ese país, además de obligarlos a tener un mensaje que advierta cuando una imagen es sometida a una edición digital, tal como ocurre con las advertencias de las cajas de cigarros o la composición de ciertos alimentos. «No fue por una razón personal o profesional que quise crear esta ley. Me acerqué a esto mientras analizaba temas de salud pública como diputada. Como los desórdenes alimentarios involucran a muchas niñas y adolescentes, lo sentí muy cercano a mi corazón», dice. «Creo que un político debe preocuparse de esto y no solo de temas como la seguridad», agrega sobre la iniciativa que rápidamente se hizo conocida en todo el mundo como la «Ley PhotoShop» y que, cuatro años más tarde, ya ha sido replicada en Francia, y se ha discutido en Estados Unidos, España e Italia.
La prueba de Fiji.
Cuando recién se comenzó a hablar sobre la propuesta de Rachel Adatto en Israel, se opusieron los publicistas, los dueños de medios de comunicación, algunos abogados, ministros y políticos. Decían que era una idea absurda más de una parlamentaria que buscaba llamar la atención, que no servía para nada, que limitaba la libertad.
Los mayores detractores fueron las personas relacionadas con la industria de la moda, especialmente las modelos. «El argumento de ellas era que desde niñas habían sido delgadas, que comían mucho y no engordaban, que no podían ir en contra de su naturaleza ni ser forzadas a pesar más kilos con una ley», dice, y comenta que, en cierto sentido, le parecía que algunas de esas modelos podían tener razón.
Pero la convicción de que estaba en lo correcto vino unos días después, mientras se tramitaba el proyecto, a la hora de almuerzo en un café de Jerusalén. Recuerda que, al lado de su mesa, vio a una de esas modelos, muy delgada, almorzando con dos amigas. Dice que no la conocía, pero que se dedicó a observarla y que ese momento fue clave, que ahí entendió de qué se trataba el cambio de fondo que quería promover con la ley. «Vi a esta joven jugar con un bowl de ensalada de lechuga durante todo el almuerzo. La vi tomar las hojas, moverlas, revolverlas, pero sin probar ni una sola hoja, y que después de un rato le dijo a las amigas que estaba atrasada y se paró rápidamente, sin tocar el plato», recuerda.
En el Parlamento le pedían pruebas para aprobar la ley. Que, de alguna manera, se demostrara una relación directa entre la extrema delgadez y la exposición a los medios de comunicación o la publicidad, porque a una buena parte de los congresistas, limitar el IMC les parecía una propuesta arbitraria, incluso al ministro de Justicia de esa época, porque creía que el país no tenía el derecho de decidir si para las personas era bueno ser flaco o gordo.
Una de las pruebas decisivas para dar vuelta la opinión de los políticos fue un estudio publicado en Estados Unidos sobre los cambios que generó la llegada de la televisión a la isla de Fiji, donde tradicionalmente era bien visto tener un cuerpo fuerte y robusto, tanto hombres como mujeres.
El estudio lo publicó a fines de los 90 la psiquiatra Anne E. Becker, directora de investigación del Centro de Desórdenes Alimentarios de la Escuela de Medicina de Harvard, quien analizó durante tres años los cambios en la percepción de la imagen del cuerpo y los hábitos alimentarios en ese lugar. «Solo unos pocos años después de la llegada de la televisión a la provincia principal de la isla, los trastornos alimentarios han tendido al alza entre las niñas y jóvenes. Ellas no quieren verse como sus madres o abuelas, sino que sueñan con ser como las protagonistas de Melrose Place o Beverly Hills 90210«, dice el estudio publicado en 1999, citado en un artículo de The New York Times de esa época.
«Cuando el gobierno, los medios y los parlamentarios vieron que esto se podía demostrar con estudios científicos, dejaron de estar en mi contra y comenzaron a apoyarme, porque entendieron que el proyecto sí significaba algo y que no había nada oculto detrás, pero llegar a eso fue difícil. Fue muy difícil», dice, ya que en ese momento no había tantos estudios académicos sobre el tema como hoy.
Cuidar la salud.
Sentada en su consulta, Adatto dice que le gusta la moda y que la intención detrás de la ley que promovió no es ir en contra de esa industria ni de las mujeres o modelos que buscan parecer más jóvenes a través de la edición digital de las imágenes. Insiste en que el tema de fondo es cuidar la salud.
«Yo no hablo en contra del PhotoShop como una herramienta para hacerte ver más joven o respingarte la nariz. Eso no me preocupa y, si quieren hacerlo, está muy bien. Lo que me preocupa es cuando se hace una edición de imágenes para que las personas se vean más delgadas, porque en la realidad puedes notar la diferencia, y cuando la ves en la calle, en la realidad, piensas que no es la misma persona», dice.
Por eso, una parte de la ley israelí dice que los medios y campañas publicitarias no están autorizados para realizar un retoque digital de imágenes sin mencionar que lo hicieron, algo que también fue aprobado y que Adatto considera que se puede adoptar en cualquier país, sin necesidad de respaldarlo con estudios científicos, porque se trata solo de transparentar que se hizo una modificación.
Una vez que se aprobó la Ley Photoshop en Israel, la doctora Adatto recuerda que las modelos encontraron una manera para esquivar la regla de tener un IMC de 18,5 —que implica, por ejemplo, que una modelo que mide 1,80 metros pese al menos 60 kilos— antes de los controles médicos, tomando uno o dos litros de agua para subir de peso en el momento. «Una de las cosas que haría sería avanzar hacia una segunda parte de la ley, centrada en que si alguien no la cumple tenga una amonestación o castigo, ya que actualmente no lo tiene. Eso sería ir un paso más allá», sostiene. EL MERCURIO/GDA
Una cruzada que lleva a todo el mundo.
Aunque ha dado charlas en distintos países y es entusiasta al apoyar las iniciativas para replicar la ley que ella impulsó por primera vez en el mundo, seguir avanzando en la Ley PhotoShop no es su único anhelo, porque dice que aún hay mucho que hacer para generar más preocupación por los desórdenes alimentarios, especialmente entre las niñas y jóvenes. «La gente habla más sobre la obesidad porque afecta a más personas que la anorexia, porque los números involucrados son diferentes y porque cuando caminás por la calle notas la obesidad, pero no la extrema delgadez. No generan el mismo impacto y el presupuesto de salud es muy distinto, pero me gustaría que de la misma manera que el mundo occidental está peleando contra la obesidad pueda hacerlo también con los trastornos asociados a la extrema delgadez».
Por eso, insiste en que su sueño pendiente es volver a ser diputada. Dice que tiene una lista completa de proyectos por impulsar: «El mayor impacto que tuvo esta ley, lo más importante que consiguió, es que las personas tomen conciencia del tema alrededor del mundo. Han entendido que existe una tendencia en contra de la extrema delgadez y que los trastornos alimentarios tienen consecuencias. La gente hoy está más consciente de que la extrema delgadez es una enfermedad».
fuente: El Pais