Antonín Dvořák
“Dile, luna plateada, que es mi brazo el que lo estrecha”, le implora Rusalka a la luna, pero es Ježibaba quien tiene la respuesta para sus anhelos: la ninfa de las aguas quiere conquistar al Príncipe del que está perdidamente enamorada y, para propiciar el encuentro, la bruja la transforma en humana. ¿Podrá cautivar a su amado, si ha tenido que renunciar a su voz para llegar a él?
La música de Antonín Dvořák refleja los contrastes entre el mundo sobrenatural de Rusalka y el de los humanos y la consiguiente imposibilidad de unirlos, aunque de por medio exista un gran amor. Rusalka (1901) tiene el lirismo, impresionismo y las influencias folklóricas que tanto caracterizaron al compositor post-romántico, además de algo del dramatismo wagneriano –como el precioso leitmotiv de violines y arpa que nace en la popular “Canción a la luna” y se repite con diferentes colores y significados a lo largo de esta “ópera de hadas”.
Director musical: Konstantin Chudovsky
Director de escena: Marcelo Lombardero
Escenografía: Diego Siliano
Vestuario: Luciana Gutman
Iluminación: José Luis Fiorruccio
Elenco
Rusalka, náyade: Dina Kuznetsova
Príncipe: Peter Berger
Princesa extranjera: Natalia Kreslina
Jezibaba, bruja: Elena Manistina
Espíritu de las aguas, Gnomo: Mischa Schelomianski
Aprendiz o niños de cocina: Cecilia Pastawski
Guardabosques: Javier Weibel
Primera ninfa: Andrea Aguilar
Segunda ninfa: Pamela Flores
Tercera ninfa: Gloria Rojas
Cazador: Ramiro Maturana
“[Dina Kuznetsova] es gloriosa en el papel protagónico, liberando torrentes de sonido y emoción que te dejan sin aliento” – The Guardian
INTERPRETADA EN CHECO, CON SOBRETÍTULOS EN ESPAÑOL
3 H 25 MIN APROXIMADAMENTE