Me emocionan los proyectos en los que se crea arte en comunidad, porque el arte une a las personas, miren que lindo lo que hacen en éste pueblo llamado Valverde de La Vera en Extremadura España para protegerse del sol y a modo de celebración en verano.
El proyecto se llama Tejiendo la Calle y es un proyecto abierto a la participación. Consiste en la elaboración de parasoles mediante técnica de ganchillo XXL realizados con plástico de bolsas recicladas, estos son instalados en las calles de Valverde de La Vera durante la semana cultural y las fiestas de agosto en el pueblo. A través de esta actividad se ayuda a expresar la propia identidad del lugar, y se le da el valor a labores realizadas históricamente por mujeres para la autogestión de sus propios hogares.
El mundo debería inundarse de experiencias sencillas y creativas como éstas, que enriquecen el alma, que invaden de un espíritu de celebración, que unen a las personas, y cautivan a sus habitantes con magia y colores , siendo además un aporte al medio ambiente.
Como no voy a querer mis segundas tierras, si cada día descubro una celebración nueva en los miles de bellos pueblos medievales, otra más para agendar. Miren aquí más sobre este proyecto y las bellas imágenes de los tejidos decorando el pueblo.
“El acto de tejer se convierte en una metáfora de la vida diaria, y también en una herramienta para para construir espacio, construir grupos y comunidades, actividades e ideales que de otra forma permanecerían escondidos, olvidados o perdidos”. Hemmings, Jessica. In The Loop, Knitting now (2010). Londres: Black Dog.
La instalación que se realiza ayuda a expresar la propia identidad del lugar, y se convierte en soporte de las intenciones y deseos de los participantes en el proyecto. Acoge a los visitantes y colabora en la elaboración de un ambiente con espíritu de celebración. Las piezas funcionan como protectores solares durante el día y llevan incorporada luz por la noche, mostrando el camino a la plaza del pueblo, centro principal de encuentro durante las fiestas.
Para la realización de los parasoles utilizamos material plástico. Reutilizamos bolsas de la compra o de basura que transformamos en largas tiras que son después tejidas. Las piezas resultantes son ligeras, impermeables y permiten ser almacenadas ocupando poco espacio. Pueden volver a utilizarse de año en año.
Protectores solares durante el día, los parasoles llevan incorporada una luz que se enciende por la noche, señalando el camino a la plaza del pueblo, punto principal de encuentro durante las fiestas. Una vez concluidas éstas, las piezas –ligeras y fáciles de guardar– son almacenadas para reutilizarse año tras año.
La técnica empleada es la tradicional de ganchillo, adaptada a una escala mayor. Los motivos o representaciones son los propios de las labores realizadas tradicionalmente en la zona, se trata de dibujos que pertenecen al imaginario colectivo del lugar. Así mismo, cada participante realiza sus propios nuevos diseños personales.
La organización de la actividad se gestiona a través de la Asociación Cultural y Juvenil La Chorrera. Durante varios meses previos a la instalación cada participante va tejiendo sus piezas de manera individual, o asociándose con otras personas. Una vez al mes realizamos talleres de producción: encuentros en la plaza del pueblo donde compartimos experiencias y conocimientos, las más expertas enseñan a las primerizas, y mostramos los avances conseguidos.
Es importante reconocer el valor de las labores realizadas históricamente por mujeres para la autogestión de sus propios hogares. En Tejiendo La Calle estos elementos domésticos autoproducidos se convierten en una obra colectiva para toda la comunidad
Una iniciativa de la arquitecta y diseñadora industrial Marina Fernández Ramos, de Submarina Estudio –del que también forman parte el ingeniero industrial Miguel Fernández Ramos y la estudiante de arquitectura Lucía Fernández Ramos.