Cada línea es entendida como una continuidad de puntos. Y estos, estáticos, precisan de un trayecto para ser unidos. Las líneas repetidas, cada una eco de la anterior, provenientes de un movimiento en su constante reiteración, plasman la superficie, creando la obra.
En la ejecución de mi obra, la repetición sucesiva de un movimiento va estrechando mi relación con lo mecánico, la idea se transforma en una máquina que hace arte. Puedo señalar que para mí, es fundamental el tiempo de confección; es un acto voluntario, una elección. Líneas y puntos de dirección que, realizadas en el espacio, se vuelven el registro de una huella en movimiento. Este trazado me permite construir la trama, como la idea de un tejido dibujado en el espacio.
En el hacer líneas, se materializa mi obsesión por la perfección, pasando ésta a enmarcarse en el arte. De esta forma se aborda la espiritualidad, la dimensión puramente privada de la obra, trascendiendo así el proceso creativo. La búsqueda por la perfección, al materializarse, cae en la imperfección, dotando a la obra de un tramado rítmico. Esta acción radica en la intención de transformar los espacios en nuevos lugares, siendo éste uno de los temas que se abordan constantemente en mi trabajo.
Conoce todo sus trabajo Aquí