Por una cuota mensual de membresía, puedes variar tu clóset sin necesidad de comprarte ropa nueva. Para muchos, es el futuro de la moda, que permite economizar y crear una conciencia ética y sostenible de los productos.
¿Qué harías si entras a una especie de tienda de ropa, con muchas prendas lindas colgadas y te dicen que no te las venden, sino que te las prestan por una módica suma mensual, optando por cambiar de vestuario cada semana, gracias a esta modalidad? De eso se tratan las “bibliotecas de ropa” o “Fashion library”, que apuestan a el reciclaje de la vestimenta y a un uso ético y económico de ésta.
Como nuevo concepto de moda, La Ropateca abrió sus puertas en Barcelona (Ferlandina, 51) y por una cuota mensual de 15 euros (unos 10 mil pesos chilenos), sus socios tienen derecho a disfrutar de hasta tres prendas a la vez, entre ropa y bolsos.
Esta tienda es pionera en España, pero la primera en su estilo data de 2012, está en Hamburgo, y se llama Kleiderei. Mientras que en Finlandia, ya son 4 las ciudades que cuentan con su “fashion library”, como Vaatepuu. «La idea es disponer de un armario comunitario para renovar el estilo cada semana de forma ética, sostenible y económica», comentó a El País su dueña, Soile-Maria Linnenmäki.
La Ropateca cuenta, de momento, con 400 prendas para prestar, y la han abierto dos hermanas alemanas que llevan tres años viviendo en Barcelona, Christine, estudiante de Ciencias Políticas, y Maria Schorn, financiera en el sector de las telecomunicaciones. “Cada mes crece el número de personas que se apuntan a esta fórmula para vestir a la moda y variar de ropa sin necesidad de tener que comprarla», señaló Christine.
Para esta emprendedora, aunque a la gente le cuesta acostumbrarse a este tipo de negocio y compartir ropa, «esta fórmula tiene mucho futuro, primero por la crisis y luego porque está de moda compartirlo todo y esta es una tendencia que acabará cuajando».
El negocio empezó con su propia ropa y con la de familiares y amigos, pero ahora tienen también prendas donadas por las socias, aunque reconoce que «nos gustaría poder colaborar con diseñadores que producen bajo condiciones justas y de una manera sostenible para servir de plataforma a sus creaciones y ampliar la oferta a las socias».
La mayoría de sus clientes son mujeres de entre 20 y 40 años interesadas en la moda y a las que les gusta probar cosas nuevas, y de momento tienen a disposición de los socios ropa de mujer informal, y alguna cosa de fiesta, de las tallas 36 a 44, así como algún complemento como bolsos.
Descartan hacer lo mismo con ropa para hombre ya que creen que esta fórmula funciona mejor con las mujeres «porque tienen más opciones para vestirse que los chicos».
¿Cómo funciona?
Para ser socio hay que cumplimentar un formulario con unos datos básicos y firmar unas condiciones de uso que implican tratar la ropa como si fuera propia «porque en realidad -puntualiza Christine- es de todas y se tiene que cuidar, y que en el caso de que pase algo grave se tiene que pagar, aunque de momento esto no ha pasado nunca».
A las socias se les permite llevarse prendas las veces que quieran, pero nunca más de tres a la vez, y tienen que devolverlas en el plazo de un mes, y si se pasan de este tiempo tienen que pagar otros 15 euros ($10.000) de multa.
Además, toda la ropa que se puede lavar en casa se tiene que devolver limpia, pero si alguna persona no la quiere lavar, la misma tienda lo hace por otros 20 euros ($13.500) al mes. De la que se tiene que llevar a la tintorería, ellas mismas se ocupan
Fuente: Emol