El arte de aprender a vivir

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Sentirnos vivos en la búsqueda y el disfrute, dándonos la oportunidad de descubrir cuáles son nuestros más profundos anhelos y animándonos a ir por ellos. ¿Y si elegimos empezar este año dándonos permiso para recalcular?

 

 

Cada año que comienza nos planteamos metas, deseos y nuevos sueños. Pensamos en aquello que queremos lograr y también nos preguntamos qué cosas sería mejor soltar.

 

Desde muy chicas, las normas sociales nos enseñaron aquello que “debemos ser”, aquello que “debemos hacer”… Me pregunto si, a muchas de nosotras, nos enseñaron también a buscar nuestra verdadera pasión. Pero cuando digo pasión no hablo solo de buscar nuestro objetivo del año, como por ejemplo pensar qué carrera vamos a elegir, qué queremos lograr en el futuro o qué soñamos tener.

Me refiero a esa rara sensación que uno siente cuando está donde quiere estar. Ese precioso instante en el que el rostro se ilumina, convertido en un reflejo del alma y de pronto parece que el tiempo no pasa, porque sentimos que es eso, ¡justamente eso!, lo que tanto anhelábamos. Como una vez dijo un sabio amigo, cuando por fin encontró su lugar: “…hasta que me probé esta camisa, y me quedaba pintada”.

¿Te pasó alguna vez ver a una persona querida y notarla radiante, luminosa, con sonrisa en los ojos y preguntarle: “¡Guau! ¿Qué te pasó? ¿Qué te hiciste? ¡¡¡Estas hermosa!!!”? Probablemente, esa persona estaba encontrando el camino.

Recuerdo que, cuando estudiaba en la facultad de Medicina en la UBA, no quería perder ninguna materia. Hacía todo tal cual estaba estipulado en el programa: primer año Anatomía e Histología y, si podía, metía también Salud Mental; segundo año Fisiología y Bioquímica… y así. No quería “perder el tiempo”. Tenía 21, 22, 23 años y fue de esa manera que me recibí en tiempo y forma y con Diploma de Honor. Claro que es un orgullo para mí, pero hoy me doy cuenta de que el tiempo vale por lo que gozamos, transitamos, pisamos, palpamos, nos apasionamos, disfrutamos y, en eso, nunca se “pierde el tiempo”.

Por eso, hoy mi elección es “perder” un poco o bastante el tiempo y, a medida que pasan los años, me voy dando cuenta de que lo importante tiene que ser justamente eso: lo importante.

¿Y que más importante que perder el tiempo en el goce, el encuentro con nosotros mismos, reconocernos en el disfrute, tener un momento de sorpresa refugiada en una emoción? ¿Que más amoroso con nosotros mismos que proponernos para este año encontrar nuestra pasión? Esa donde vibramos, porque sentimos que es lo que nos hace bien.

El tiempo vale por lo que gozamos, transitamos, pisamos, palpamos, nos apasionamos, disfrutamos y, en eso, nunca se “pierde el tiempo”.

 

Este año, una vez más, me propuse ser amiga de cada uno de los días que voy atravesando y de cada hora que me va marcando el reloj. Elijo transitar los momentos y conectarme con ellos para hacer de esos momentos oportunidades que me lleven por nuevos caminos. ¡Si hasta podemos elegir enamorarnos de los lunes, si queremos!

En este año, deseo que ustedes también encuentren o al menos transiten esos caminos en busca de sus pasiones. A veces parece que es tarde para cambiar de oficio, de trabajo, para hacer nuevos amigos o separarnos de una pareja, para dejar atrás vínculos tóxicos… Pero tenemos que saber que estamos vivos y debemos sentirnos de acuerdo a esa certeza: vivos para buscar, cambiar, resetear, recalcularVivos para elegir.

Nunca es tarde. El tiempo jamás se pierde si uno está en marcha, buscando, y se anima a ser lo que quiere ser. Las invito a vivir, disfrutar, pausar, darse un respiro, escucharse, escuchar al otro; las invito a conectar con ese camino que las llevará hacia lo que en verdad las apasione. ¡Deseo tanto que se encuentren en ese movimiento, que vibren por dentro!

Siento que ésa es la manera de estar vivos cada día y de honrar la vida. Es entonces cuando aparece la magia: persiguiendo aquello que tanto queremos.

Les deseo un año lleno de “esos caminos”, que conducen allí adonde elegimos estar. Y declaro: ¡¡¡2018, allá vamos!!!

“Estamos vivos y debemos sentirnos de acuerdo a esa certeza: vivos para buscar, cambiar, resetear, recalcular. Vivos para elegir”.

 

fuente:
Por: Florencia Salort Revista Sophia