Borde Costero

Obras de caracter efímero en las que el paso del tiempo y el roce constante del clima y la naturaleza han alterado (y seguirán haciéndolo) su materialidad.

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La muestra se estructura como una instalación compuesta de trabajos en distintos formatos, pinturas cargadas de símbolos quebradizos se presentan como el fondo de una serie de esculturas construidas con materia orgánica y cemento. Un paisaje desolado, sin presencia humana, pero con indicios de su paso.

Texto de Matías Allende Contador:

Hay algo que hace que los ciudadanos de este país intenten buscar montañas, costas, bosques, desiertos, llanuras, islotes, estepas y campos, como si fueran güiñas escondidos en los parajes australes. Por ello, nos buscamos paisajes hasta el hartazgo, hablamos del mar y la cordillera como si se tratasen de madres o padres eternamente presentes; y su ausencia es inevitablemente catastrófica. La condición telúrica diría nuestra Nobel, la adalid del castellano y palabra más sensual de la poesía, definía estas tierras no por su gente y su cultura, sino por las afecciones que ella, la geografía, provocaba en sus ciudadanos. Borde costero , tiene algo de bucólico pero ningún vínculo con el geórgico, el campo está presente en tanto su ausencia, o más bien, antecedente.

Antecedente a una nueva manera de construir paisaje a partir de novedosas perspectivas de mirada, donde nuestras fortificaciones son resguardo y, a su vez, atractivos espacios y bellísimos anagramas visuales para el ojo curioso.

Pero no vamos a definir esta muestra por lo que no es, sino por lo que es, y es el fresco tesón que tiene una generación de abrazar nuevos procedimientos que: se aleja del desbaste o la adición para generar escultura, y propone la recolección; los planos cuidados con acciones rápidas y guiones sentidos, acá, se prefiere el registro de artefactos que rasgan la tierra; y ante cualquier pretensión mimética o abstracta, el deseo de sólo cargar la tela precede. Porque la arquitectura, su higienismo y racionalidad nos ha acostumbrado a buscar más allá justificaciones para las pulsiones más básicas, conceptualizando.

Cuando son sencillas y terribles como buscar montañas y costas donde no las hay, buscar piscinas, rascacielos, construcciones, máquinas que modifican la ciudad como bosques donde lo orgánico desaparece. Sin embargo eso da forma, nos recuerda las vibraciones vitales, pero de ello la distancia es tan grande que las conexiones sólo son imaginarias.