Un jardín en Japón que es una de las grandes historias de amor de nuestros tiempos.
Comenzó como tantas de las buenas ideas del mundo: como un gesto amoroso de una persona que quiere sacar a otra de la tristeza. El Sr. y la Sra. Kuroki vivían gratificantemente en un pueblo rural de Japón llamado Shintomi. Cuidaban de una granja con 60 vacas y planeaban hacer un merecido viaje por todo el país al retirarse juntos en un futuro no muy lejano. Pero a los 52 años, y después de 30 años de matrimonio, la Sra. Kuroki sufrió una complicación diabética y en cuestión de sólo 1 semana quedó completamente ciega. Pronto, la condición de inmovilidad la llevó a una depresión tan profunda que no quiso volver a salir de su casa.
El Sr. Kuroki pensó que quizás un visitante o dos podrían sacarla de su reclusión y se le ocurrió que un jardín de flores sería una manera de atraer paseantes. Las flores, además, no sólo estarían allí para el deleite de los turistas sino también, desde luego, para el sentido del olfato de su esposa y para reclamarla de vuelta a la vida. Dos años de trabajo arduo y miles de flores y la granja lechera se convirtió en una de las más inspiradoras historias de amor de nuestra historia moderna.
Ahora, más de una década después de que plantó las semillas, el jardín de shibazakuras cambió la vida de la Sra. Kuroki, quien se pasea diariamente por él para olfatear las flores y saludar visitantes. Más de 7,000 personas pueden verse en este sitio desde mediados de marzo hasta el final de abril.
fuente: Faena