No me acuerdo cuando fue la primera vez que escuche el relajante y especial sonido de el Hang, se que fue en alguna calle a algún músico callejero. Fue imposible no pararme a escucharlo, su sonido me cautivaron, y también el mismo instrumento. Se ve tan simple como lo tocan pero no, intente tocarlo y fue imposible conseguir ese bello sonido. Desde ahí que he buscado en internet distintos músicos que lo tocan en las calles y en la naturaleza, y siempre que quiero relajarme me pongo a escucharlo, hoy quiero compartirles la interesantes historia de este étnico y ancestral instrumento musical del siglo XX y algunas melodías que me gustan mucho.
Un músico nos cuenta como descubrió este instrumento deambulando por la Rua Augusta, en Lisboa. En el transcurso de un viaje relámpago mientras disfrutaba del bullicio que suele inundar aquella parte de la ciudad, se detuvo un buen rato escuchando el hipnótico sonido procedente de un extraño instrumento musical.
El músico callejero que lo hacía sonar era un suizo que le explicó que el nombre de aquella especie de platillo volante, no, más bien dos woks soldados entre sí, era un Hang. De inmediato localizo mentalmente su procedencia en alguna remota región del Tíbet o de la India. Pero no, nada más lejos de la realidad. El Hang procede e un país montañoso, pero no de las estibaciones del Himalaya, si no de los Alpes, más precisamente de Suiza y para ser más concretos de Berna.
El Hang es un instrumento de percusión creado en un laboratorio -siendo de origen suizo difícilmente iba a ser creado en otro lugar que no fuese un laboratorio- y es fruto de la investigación de carácter científico llevada a cabo en la sede de la compañía Panart por Felix Rohner y Sabina Schärer durante el año 2000. El nombre del instrumento procede del idioma Bernés en el que “Hang” significa “mano“.
Su curioso aspecto es el resultado de soldar dos hemisferios de metal. El lado superior recibe el nombre de Ding y el inferior Gu. El instrumento ha evolucionado desde su creación y existen tres generaciones distintas, con distintos grados de afinación y tonos musicales.
En un principio se fabricaron ‘afinados’ en 45 escalas musicales basadas en los sonidos de distintas culturas, pero con el tiempo fue evolucionando, y ya para el 2005 se comenzó a construir una segunda generación de Hangs, cuyas características eran tener notas más bajas y más variaciones de sonido.
Finalmente en 2008 fue creado el ‘Hang Integral’, que mejoró la resonancia, el sonido y las armonías mediante distintos métodos de construcción.
Si el instrumento es raro no menos rara es la forma de conseguir una de estas piezas. Hasta donde este músico ha podido averiguar, sólo se puede conseguir viajando personalmente hasta la sede de la compañía, en Berna. Pero previamente se debe haber escrito una carta y sólo una vez la carta se haya seleccionado de entre todas las recibidas, se recibirá una invitación para poder seleccionar el Hang que te guste. Por si esto fuera poco, desde el momento en que se envía la carta hasta que se recibe una contestación, pueden pasar meses!.
Si bien son pocos los que han podido adoptar al Hang, hay algunos músicos que ya han dedicado algunos años a especializarse en este instrumento, como el caso de Dante Bucci o el chileno Ignacio Rodriguez, que comenzaron a generar un estilo de música que se ajusta a ‘la filosofía’ del instrumento, que busca llevar los sonidos tradicionales y ancestrales alrededor del mundo.
Es importante señalar que tras la aparición del Hang de PANart comenzaron a elaborarse instrumentos alternativos como el Caisa (Alemania), el BElls (España), el Halo (EEUU), el Spacedrum (Francia), y el Bali Steel Pan (Indonesia), que si bien son similares, están hechos con otros materiales y se basan en una estructura de tonos musicales en constante evolución.