La tecnología es maravillosa, pero no es un secreto el costo que tienen los aparatos en materia de producción. El medio ambiente es el mayor perjudicado y no somos capaces de dimensionar las repercusiones de aquello en el mediano y largo plazo.
Lo peor es que los dispositivos, en vez de estar en función del ser humano, están en función del consumo y los adelantos que llegan a nuestras manos. Cuando ya están obsoletos y está listo el nuevo modelo (de televisores, celulares, computadores, etc.) para salir al mercado, miles de personas corren por comprarlo, y sigue consumo tras consumo, en una cruzada que no se detiene ya que “tener el último modelo” de lo que sea, no sólo significa que estamos a la vanguardia, sino que además, otorga un estatus, que no se si realmente sirve de algo.
El valor de las cosas, parece no importarle a nadie. Les pongo un ejemplo, el exprimidor clásico para sacar jugo es un objeto que existe hace ya unos cuantos años, aun algunos lo utilizan ya que todavía cumplen muy bien su función. Finalmente, si sacas jugo de limón con un exprimidor viejo, con un exprimidor eléctrico o con el tenedor, no tiene mayor relevancia a la hora de comer ensaladas incluso es mejor porque queda la pulpa de la fruta que es lo más nutritivo. Lo cierto es que estamos tapados en deudas, ocupando créditos y llenando de miles de cosas inútiles nuestra casa, que muy pocas veces utilizamos porque no hay tiempo para tanto, hay más trabajo y consumo que tiempo para utilizar lo que consumimos.
Realmente queremos seguir gastando y gastando plata en cosas inútiles y materiales, que el mercado nos hace ver como necesarias, y muchas veces son pura pretensión. Les dejo este vídeo para tomar un poquito de conciencia, y pensar dos veces antes de comprar algo que no es tan necesario. Estamos dominados por el mercado, y el consumo.
Fuente: El ciudadano