Hace un mes decidí emprender una nueva odisea. Ir en bicicleta a la peregrinación de la Virgen de Lo Vázquez. Para llegar tendríamos que andar toda la noche, y yo no me subía a una bici hace como 6 años, la verdad no soy muy buena para ésta, me gusta pasear para conocer lugares, pero no como deporte.
Partimos con una amiga igual un poco asustadas porque muchos nos dijeron que no era fácil, pero yo ya me había hecho la idea así que quería vivir la experiencia si o si, ya vería la manera de llegar, no solo por un desafío personal, tambien para vivir el día de la virgen de una manera especial, y por lo increíble de estar junto a millones de personas haciendo una misma ruta, con la carretera cerrada, de noche, a la luz de la luna llena que justo coincidió.
La noche estaba increíble, muy fresca, así que empezamos a pedalear y ya feliz motivadísima arriba de la bici viendo como se iba juntando la gente. A medida que avanzábamos empezamos a encontrar a personas que no pierden ni un segundo y muy inteligentemente montan su mini negocio en la calle vendiendo todo tipo cosas para las bicicletas, luces, piezas de repuesto etc etc… asi como cuando venden cosas afuera de los conciertos de música, lo encontré genial, porque realmente fueron de mucha utilidad, nosotros adquirimos una luz para el brazo, para vernos más, porque la verdad que esto fue casi como ir manejando, había tanta gente que tenías que mirar cuando alguien venia no correrte de tu pista etc.. y con la oscuridad no era mucho lo que se veía.
Pasaban miles y millones de ciclistas, unos full equipados otros en blue jeans, otros con unos parlantes enormes con música muy fuerte que animaba a la gente, cada persona iba a su ritmo, y motivos distintas razones, muchos por devoción con carteles de la Virgen pegados en las bicis y en sus mochilas, otros con sus bicis enchuladas llenas de luces en las ruedas (que ganas de haber enchulado más la mía), otros con parlantes con música a tope animando a la gente, otros aprovecharon la carretera cerrada para realizar su deporte favorito, otros como desafío personal, y otros simplemente para vivir ésta increíble experiencia.
Para los que deciden hacerlo a pie, éste es un panorama que dura casi cuatro días caminando, ya que van alojando en el camino, lo que se transforma para ellos es un verdadero panorama de fin de semana.
Un rato después de empezar a pedalear empezó a salir la luna, una maravilla como iluminaba todo. Con mi amiga íbamos cada una a nuestro ritmo y quedábamos de juntarnos en ciertos kilómetros, porque yo iba sacando fotos a todo lo que me llamara la atención, creo que hubiera sacado miles más, pero tenía que avanzar y no podía bajarme todo el tiempo de la bici.
Antes de entrar al tunel de Lo Padro nos pararon para que no se juntara tanta gente, yo justo quede en primera fila así que le pedí al carabinero que me dejara pasar a sacar fotos, fue bello ver una fila de millones de bicis acumulada, todas con sus lucecitas prendidas. Estaban todos ansiosos por pasar a ésta etapa del camino, así que cuando abrieron partieron todos motivadísimos. Cuando termino de pasar la multitud, partí.
El momento más increíble y mágico fue cuando salí del túnel , una noche oscura sin ningún foco, el valle entero iluminado por la luz de la luna llena, y una larga bajada para irse relajada con él vuelo de ésta, una rica música y a bajar, parecía que estabas soñado, solo se veian las miles de lucecitas rojas parpadeantes de las bicicletas, sentías como si realmente volaras, como si estuviera hipnotizada, el hecho de no ver mucho y confundir el camino con el fondo fue como estar soñando, una experiencia impresionante de esas que jamás olvidaré, fue lejos la mejor parte del camino.
Al llegar abajo con mucha adrenalina estaba toda la gente acumulada, ya que habían unos puestitos que regalaban te, café y galletas, motivando a la gente, y para que pasaran el frio de bajar la cuesta, asi que ahi hice un alto y me tome un rico te con galletas y así digerir lo bella de esa la mágica bajada.
Como a la 1 de la mañana en el km 40 me encontré con mi amiga así que nos comimos unos ricos tacos que habíamos preparado, descansamos un poco y partimos. Seguimos nuestro rumbo y quedamos de juntarnos en el km 50. Ya en esta parte del camino empecé a ver gente tirada con sus sacos en las veredas, otros simplemente durmiendo apoyados arriba de su bici , otros en los pastos, algunos tenían instaladas sus carpas. Y así me fui encontrando con de todo en el camino, animitas, minis campamento con carretas sus caballo y sus jinetes instalados en un cerro, otros bajo los puentes con colchones inflables, fueron bellas imágenes para retratar, que le daban mucho color a la carretera.
Ya empezaba a amanecer y la bruma empezó a cubrir todo, y ya empezaba a estar de día. En ese minuto no podía creer que había pasado la noche en vela pedaleando, y la verdad que no fue tan agotador como pensé, creo que la experiencia te llena tanto que ni piensas en eso, yo lo hice tranquila a mi ritmo en las subidas llevaba la bici en la mano y iba disfrutando de todo lo que iba pasando a mi alrededor. A ésta altura ya empezabas a ver las caras de la gente agotada, las personas que caminaban arrastraban los pies cubiertos con frasadas hasta lo pies, la gente que habia dormido en el camino se empezaba a despertar. Y el sol gusto salio cuando pase por al lado de un campo lleno de viñedos, un color verde intenso apareció, quedaba aquí una parte muy dura del camino, una gran cuesta, pero ya era lo último, así que con ese sol agarre energía para seguir y así de a poco empecé a ver el gran tumulto de gente acumulada llegando.
Por fin llegue!! no lo podía creer! estaba entre dormida y despierta tan molida que no sentía mis piernas. El minuto de la llegada fue un poco caótico, porque antes de llegar a la iglesia había que pasar por una larga feria instalada donde vendían todo tipo de cosas, desde rosarios y santitos, hasta ollas, ropa etc.. había tanta gente que no se podía avanzar con la bici, el sol te empezaba a encandilar y a bajar el sueño y el cansancio, la bici te chocaba con los pedales haciéndote heridas, en ese minuto estaba demasiado malgenio quería correr a todo el mundo y pasar, me dio un poco de rabia esta parte, uno quiere puro llegar y para variar el consumismo lo inunda todo. Pero bueno logré salí de ese infierno y llegue por fin!!!! Me encontré con mi amiga y tiré la bicicletas, y esquivando a miles de personas que cubrían entero el suelo de afuera de la iglesia durmiendo en sacos con frasada otros tirada sin nada. Entré a la iglesia y lo que me encontré fue realmente fuerte, personas entrando de rodillas, otras de guata hacia el altar con miles de velas en sus manos y la esperma chorreando por ellas, otras cargaban un escultura de la iglesia en sus espaldas como mochila, fue impresionante ver la devoción de la gente, cuantas cosas les tiene que haber concedido la Virgen de Lo Vásquez para tener esa fe.
Después nos acostamos afuera con el solcito en la espalda y nos quedamos dormidas un rato no podíamos más. Ahora viene la parte fome, partir en busca de un bus que nos llevara de vuelta a Santiago. Hacía un calor infernal, nuestros muslos no daban más y la fila para el bus era de miles de personas, no había otra forma de salir de aquí, así que nos armarnos de paciencia. Después nos recomendaron unos buses que iban a Melilla, así que optamos por estos, donde no había fila, por ultimo para salir de este encierro ya que no había otra salida. Y cuando estábamos en la fila tuvimos una suerte enorme!!! un señor grito quien necesitaba vuelta a Santiago, que había cambiado un destino de unos de los buses, no lo podíamos creer, estábamos salvadas. (Aprendimos que hay que ver antes el tema de los buses, juntar a un grupo y contratar a alguien que nos fuera a buscar, para que esta parte no se haga tan desagradable). Los buses en que nos subimos eran las clásicas y pintorescas micros de San Antonio, en las que siempre me subía en mi infancia para ir desde Santo Domingo para ir al puerto. Montaron todas las bicis en el techo, nos subimos y partimos rumbo a Santiago a descansar y a contar nuestra gran experiencia.