Superada por la apatía de los políticos de su país frente al cambio climático, una joven sueca de 16 años decidió faltar todos los viernes a clases para protestar por el calentamiento global, iniciando así una rebelión escolar que ha sido imitada en otras partes del mundo. Así como ella, son varios los jóvenes que, cansados de esperar respuestas por parte de los adultos, han salido de sus casas para exigirles a los líderes del mundo acciones concretas para salvar al planeta.
«Skolstrejk för klimatet» se lee en la pancarta que cada viernes lleva consigo Greta Thunberg en frente de las oficinas del Parlamento en su natal Estocolmo. El letrero en español significa «huelga escolar por el clima». Greta tenía 15 años cuando, la mañana del 20 de agosto de 2018, decidió faltar a clases y dirigirse a la sede del Parlamento sueco para exigir acciones para frenar el calentamiento global. «Estoy protestando por el cambio climático, porque a nadie parece importarle lo que está ocurriendo. Nadie parece estar haciendo algo», le dijo Thunberg a la BBC en ese momento.
Greta tenía diez años cuando escuchó por primera vez sobre el cambio climático y desde ahí nada fue lo mismo para ella. La joven, diagnosticada con el síndrome de Asperger, se obsesionó con el tema y comenzó a estudiarlo detalladamente, cayendo en una severa depresión. «Me afectó demasiado. Comencé a pensar sobre eso todo el tiempo y estaba muy triste. Esas imágenes se fijaron en mi mente», le reveló al The New York Times.
A diferencia del resto de los adolescentes de su misma edad, a Greta no le interesan las fiestas, las redes sociales ni tampoco vestirse a la moda, a ella lo que le importa es salvar al planeta y por eso, llueve o truene, se para cada viernes con su letrero frente al Parlamento para exigirles a los mayores algún tipo de acción al respecto, haciendo de su huelga escolar un caso reconocido mundialmente.
Greta se convirtió rápidamente en una de las activistas climáticas más reconocidas del planeta y los adultos comenzaron a prestarle mucha atención.
En 2018 fue invitada a la Conferencia por el Clima de las Organización de las Naciones Unidas (ONU) y en enero de este año, al Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, lugar al que llegó en tren -rechazando pasajes aéreos- porque era la manera menos contaminante que tenía de asistir al encuentro, a pesar de que le tomaría veinte horas más que si lo hubiese hecho en avión. «Creo que es un poco de hipocresía viajar en jet privado a un lugar donde van a hablar sobre la crisis del clima. Los escucho decir ‘esto nos importa mucho’, pero no es así», le dijo a la agencia de noticias AP durante el foro.
En Davos, y a pesar de ser pleno invierno, no se alojó en un hotel, sino que lo hizo en una carpa buscando reducir su huella de carbono.
En el encuentro económico más importante del mundo les habló sin ningún tipo de sutileza a los líderes del mundo. «Hay gente que dice que la crisis climática es algo que hemos creado entre todos. Pero si todo el mundo es culpable, nadie es responsable. Y claro que hay responsables: empresas y personas con capacidad de decisión que sabían perfectamente las cosas tan valiosas que estaban sacrificando a cambio de acumular unas riquezas inimaginables. Creo que muchos de ustedes, de los que están aquí hoy, forman parte de ese grupo», dijo ante el desconcierto inicial de los asistentes que segundos después se transformó en estruendosos aplausos.
Greta hoy sigue faltando a clases cada viernes para demandar acciones contra el calentamiento global y su protesta se ha convertido en un ejemplo para estudiantes de todo el mundo, que cada viernes se manifiestan en más de 50 países bajo el lema de «Fridays for Future».
La juventud al rescate del planeta
Así como Greta, existen otros adolescentes activistas que están haciendo su parte por tratar de salvar a la Tierra. Una de esas jóvenes es Jamie Margolin, estadounidense de 16 años y fundadora del movimiento Zero Hour. Frustrada porque la juventud no era escuchada en los debates sobre el cambio climático, ella y un grupo de amigos comenzaron a organizarse para llamar la atención de la clase política y hacerles ver que si ellos no tomaban cartas en el asunto, su generación será la que sufrirá las consecuencias.
Zero Hour se dedica a crear puntos de conversación sobre el clima, entrenar, enseñar y entregar recursos a aquellos jóvenes ambientalistas que quieran tomar acciones concretas para frenar el cambio climático.
En julio del año pasado, el movimiento fue uno de los protagonistas de la Marcha Joven por el Clima realizada en Washington, DC, donde miles de sus coetáneos se reunieron frente al Capitolio por la protección del planeta. Debido a su activismo, Jamie fue escogida por la revista Teen Vogue como una de las 21 mujeres bajo 21 años que estaban teniendo un impacto positivo en el mundo.
Xiuhtezcatl Martínez (18) ya lleva más de una década luchando por preservar el planeta. Este norteamericano de sangre indígena mexicana, específicamente azteca, comenzó su activismo medioambiental cuando tenía solo seis años, dando un pequeño discurso en un evento nacional contra el calentamiento global en su estado natal de Colorado.
Desde ese momento, Xiuhtezcatl ha dedicado su vida a generar conciencia sobre el cambio climático, convirtiéndose en el director de Earth Guardians, organización de carácter mundial que le enseña a la juventud a involucrarse activamente en la defensa de la Tierra. A su corta edad, este adolescente ha dado varias charlas TED y fue invitado por la ONU cuando solo tenía quince años para hablar sobre el cambio climático.
Xiuhtezcatl es uno de los veintiún jóvenes que en 2015 demandaron legalmente al gobierno estadounidense por fracasar en la protección del medio ambiente para las futuras generaciones, demanda que aún se encuentra vigente en el sistema jurídico estadounidense.
India es, sin duda, uno de los países que mayor responsabilidad tiene por el calentamiento global, siendo la tercera nación que más carbono emite en el mundo.
Ridhima Pandey tenía seis años cuando lluvias torrenciales produjeron mortales inundaciones que arrasaron con su estado natal, Uttarakhand, dejando miles de muertos. Las imágenes del desastre se grabaron de manera permanente en la niña de ahora diez años. Desde ese momento, se convirtió en una férrea activista contra el cambio climático exigiendo que la clase política tome medidas concretas al respecto.
En 2017, decidió presentar una petición legal en contra de su gobierno afirmando que las autoridades le fallaron a ella y al pueblo indio en cumplir sus tareas de mitigación del cambio climático. Ridhima basó su requerimiento legal en la constitución de India, la Doctrina de Confianza Pública, La Equidad Intergeneracional, además de la no implementación de cuatro leyes medioambientales que fueron promulgadas en 1980 y que nunca se pusieron en marcha.
fuente: El Mercurio