«Prácticas mágicas» La mujer y su Mundo por Paula Serrano

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«Como todo, la pérdida de la magia nos quebró ilusiones, pero nos hizo mas fuertes y responsables».

 

La ciencia es sin duda nuestro gran aporte a la humanidad. Pero con ella se acabó la magia. Quedan pocas culturas en el mundo en que la magia juega un rol fundamental.

Antes, la magia se empleaba en todas las prácticas importantes de la vida: la construcción de la casa, la elección del esposo/a, la suerte del amor conyugal, la abundancia y la salud del ganado, el éxito en el juego, la victoria en la lucha. Había amuletos para prevenir enfermedades, alejar las malas influencias, curar y prevenir enfermedades, sacudir los enojos y las penas, ganar el amor del ser amado, acceder a la riqueza.

La vida de hoy se basa en el esfuerzo, en la constancia… ya no hay magia. Somos responsables de cada uno de nuestros actos, y tenemos que responder por ello.

Como todo, ambos mundos tienen su gracia. Antes la magia, hoy la propia elección.

De ahí viene también que hayan cambiado tanto las enfermedades de una época y otra. Hoy, es el cansancio el que produce muchos de los males que nos aquejan. Quisiéramos a ratos un poco de magia.

Agradecemos la independencia que nos entrega nuestra propia responsabilidad sobre nuestros destinos. Pero reconocemos que también existe el azar. Por ejemplo, hay autores que dicen que las catástrofes naturales ponen al hombre moderno en un lugar al que no están acostumbrados. Ocurren sin aviso y no podemos prevenir sus efectos. Nos recuerda nuestra humanidad, nuestra falta de poder, nuestra fragilidad. Y eso también es bueno para la salud mental: nos hace más humildes y nos uniforma. Porque el terremoto le afecta al rico y al pobre. Y la incertidumbre no nos permite recurrir a la magia como quisiéramos.

Como en todo, la pérdida de la magia nos quebró ilusiones, pero nos hizo más fuertes y responsables.

Por eso, la magia la dejamos como un regalo que muy de tarde en tarde aparece y nos llena de una alegría que es casi infantil. No deberíamos huirle a la magia de la magia, más bien agradecerla. Es un regalo escaso.

fuente: elmercurio