Un grupo de científicos asiáticos convierten desechos alimentarios en energía limpia. Un excelente avance, ya que más del 10% de desperdicios suelen ser de alimentos. Además, con este proceso también se obtienen fertilizantes.
Las instituciones involucradas han sido: la Universidad Nacional de Singapur (NUS) y la Universidad Jiao Tong de Shanghái, de China. Entre ambas han creado este sistema anaeróbico, que funciona como un “estómago bioquímico”.
Para lograr su cometido, este sistema se vale de bacterias y microorganismos especialmente seleccionados y controlados. Estos diminutos seres vivientes descomponen los restos de alimentos con rapidez y eficacia.
La descomposición de los alimentos da como resultado que se genere biogás. Este biogás luego es usado para generar calor mediante simple combustión, así como para producir electricidad. También, da lugar materia fertilizable.
Hoy hay cada vez hay más alternativas naturales para generar energía, más opciones relativas a la llamada economía circular. Se busca así un nuevo modo de hacer las cosas, donde el ambiente sea algo que se respete.
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