Diciembre, fin de año, Navidad, premiaciones, planificación de vacaciones, niños en la casa, fiestas hasta el amanecer, graduaciones. Padres trabajando e intentando mantener un orden relativo en las vidas familiares. La PSU, los miedos, los resultados y las frustraciones. En el hemisferio norte, la Navidad no es fin de año escolar ni comienzo de verano y vacaciones. Nosotros, en cambio, llenos de sol y expectativas, empezamos diciembre con sospechas de que viene un tiempo duro.
Imagen de Oleg OpriscoRecomendaciones para fin de año:
Las mismas de siempre multiplicadas por mil. La propaganda no dice la verdad, no estaremos más felices si consumimos tal producto o compramos tal regalo. No nos sentiremos más seguros si aprovechamos de invertir, no tendremos más unidad familiar si vamos de vacaciones al lugar de moda. Por lo tanto, se recomienda planificar bajo el lema de que menos es más. Necesitamos papás contentos, relajados, flojos, divertidos. Menos panoramas, más conversa, o más silencio según sea más cómodo. Olvidarnos de dar lecciones a los niños sobre cómo se debe vivir, descansar y mantenerse sanos. Por una vez, que los niños vean a los padres descansar y disfrutar, comer lo que haya, poner el énfasis en pasarlo bien juntos más que en que todo salga perfecto.
La Navidad puede ser divertida y significativa, si lo hacemos desde lo que somos y no desde lo que debemos ser. Y el Año Nuevo puede ser eso: la espera de un nuevo año y las ilusiones que tal vez podemos compartir.
Imagen de Fefo BouvierEl deber ser es necesario, es lo que forma la estructura. Pero no todas las ocasiones requieren del mismo comportamiento. Es también bueno que los hijos vean a los padres relajados, creativos, genuinos y contentos. Y cuando preparamos el fin de año para que todo salga bien, gastamos mucha energía que tal vez sería más útil invertir en alegría. Hagamos de este diciembre un mes distinto de todos los anteriores. Seamos imperfectos, improvisemos, tomemos sol y rescatemos la risa. Un diciembre original, en el sentido de que no será como todos. Anunciemos desde ya que no queremos cansarnos y estar de mal genio, comprometamos a la familia a un comienzo de verano luminoso.
En particular, pido a las mujeres, que pasamos la vida tratando de hacer todo bien, que nos hagamos el regalo del cambio. No para siempre, que eso nunca es verdad; solo por un mes. Dejemos que sea el fin de año que nos hable, escuchemos. Sentémosnos en la poltrona como nuestras abuelas y contemplemos. Apuesto que será mejor para todos.
«La Navidad puede ser divertida y significativa, si lo hacemos desde lo que somos y no desde lo que debemos ser».
Por: Paula Serrano psicóloga Fuentes: Revista Ya El Mercurio