Los placeres se remiten a aquellos momentos o cosas que nos hacen sentir en éxtasis, distintos, en plenitud (así sea de forma momentánea) y que definitivamente tienen la capacidad de cambiar nuestro mundo para mejor. La palabra es comúnmente asociada con situaciones “complicadas”, pero la verdad es que puede presentarse en cualquier cosa que nos haga felices.
Pocas cosas existen en el mundo que tengan un consenso casi unánime con respecto a su forma, sabor, olor, en fin, que posea una opinión popular casi invariable, como el chocolate. El porcentaje de personas que no disfruta de este manjar es mínimo y en este artículo vamos a referirnos a esa enorme cantidad que piensa como nosotros: ¡es que, es divino!
El chocolate es uno de esos placeres que la madre naturaleza nos regaló gracias al cacao y a la inventiva del hombre. Mediante la manipulación de la manteca del cacao, azúcar, quizás leche y otros ingredientes, el hombre logró hallar el sabor definitivo, el gusto final, el amor hecho postre.
Pero para poder tener el mejor chocolate se necesita del mejor cacao. El primer registro de la preparación del chocolate se tiene del año 1900 antes de Cristo, por la zona hoy centroamericana, principalmente en México. Sin embargo, para el día de hoy, se sabe que el mejor cacao proviene de Venezuela y el mejor chocolate, de Suiza.
Pero a pesar de eso, existen algunas marcas que se esfuerzan por generar un producto superador, a tal punto de poder compararse con el chocolate suizo por sus formas de realizar el proceso para hacerlo y, sobre todo, por el resultado en el sabor, olor y textura del chocolate. Hablamos de los chocolates de Varsovienne y, los ultra famosos y conocidos, Ferrero Rocher.
Varsovienne, chocolate con sabor de Polonia y Chile
La historia de la fábrica de chocolates Varsovienne (fr. ciudadana de Varsovia) se remonta a 1954, cuando una familia polaca llegó a Chile y montó una fábrica de chocolate en la calle Tenderini, en el centro de Santiago.
Los productos de chocolate Varsovienne, elaborados según una receta traída de Polonia, se convirtieron rápidamente en de las mejores delicias de chocolate de Chile.
La fábrica de chocolate, a pesar del cambio de propietario, mantiene hasta el día de hoy una receta polaca bien guardada, y los productos de chocolate Varsovienne son bien conocidos por todos los chilenos.
Esta casa chocolatera, que se ha encargado de llevar sus exquisitos sabores a los hogares de Chile desde hace casi 70 años, ha tomado la decisión de ser referencia obligada dentro del mundo del chocolate. Es por eso que, sobre todo para fechas especiales, ofrece Varsovienne descuento para que todos podamos degustar sus exquisitos sabores.
Si bien todos los productos de la tienda cuentan con una excelente calidad, la especialidad de la casa son los bombones Varsovienne. También cuentan con una línea de productos sin azúcar para un estilo de vida más saludable. Así que hay para todos los gustos, así que si queremos regalar un producto de inmensa calidad y sabor y, que además, transmita sentimiento , Varsovienne es una buena opción.
Ferrero Rocher, el mejor amigo de los enamorados
Ferrero Rocher es un dulce de chocolate italiano que consiste en una avellana tostada entera rodeada por un relleno cremoso de chocolate, que se envuelve en una oblea esférica crujiente y luego se sumerge en chocolate y avellanas picadas. Esa es la explicación oficial, pero la verdad es que se resume en esto: amor puro.
Es que los bombones Ferrero Rocher han servido históricamente para demostrar amor, para pedir perdón o para celebrar la vida, siendo siempre el regalo perfecto. Es que engloba todo tipo de sentimientos y que puede lograr una sonrisa siempre con solo entregarlos. Son mágicos en sabor y en la reacción que provocan.
Encerrado en aluminio dorado, el dulce regalo es un orbe brillante que oculta los dolores, las alegrías y los sueños de las personas entre capas de avellana triturada y relleno de chocolate. Representa un apretón de manos secreto, una señal de respeto y buen gusto.
Se ha erigido como un símbolo de «la buena vida», encapsulando las aspiraciones sociales y económicas de cualquier persona de una manera que ningún otro alimento puede hacerlo. Esto resume el por qué, quizá no es un alimento de todos los días, los Ferrero Rocher precio no son precisamente baratos.
Los chocolates lucen claramente lujosos. A sus creadores les encanta que esté asociado con una vida de lujo. Se venden en envases de gran formato que están diseñados para resaltar el aspecto dorado tanto como sea posible. Las cajas de plástico transparente, muestran la lámina dorada y permiten un adelanto de lo que está por venir.
Un poco de historia
Aunque el regalo llega envuelto en papel de oro, la compañía tuvo un comienzo muy humilde (aunque los herederos del imperio Ferrero Rocher eventualmente tendrían un patrimonio neto estimado de 26 mil millones de dólares en 2015 según la revista Forbes).
Cuando el patriarca Pietro Ferrero dirigía su pastelería durante la Segunda Guerra Mundial, los ingredientes como el chocolate escaseaban, por lo que utilizó avellanas para compensar.
La mezcla que inventó primero se llamó «SuperCrema», antes de convertirse en «Nutella» a principios de los años ‘60, al combinar el acrónimo de «nuez» y la palabra italiana para dulce: «ella».
Ferrero Rocher hizo su debut en Europa en 1982, y su contraparte de coco y almendras, llamada Raffaello, hizo lo mismo ocho años después. La inspiración para el nombre “Ferrero Rocher” fue el Roc de Massabielle, una gruta de forma esférica en Lourdes donde se dice que la Virgen María se apareció a Santa Bernardita, una campesina de 14 años que vio apariciones mientras recogía leña.
Así que no sorprende que comer un chocolate Ferrero Rocher sea casi como una experiencia religiosa. El chocolate y las avellanas trituradas dan paso a una delicada cáscara crujiente, que contiene una bola de chocolate cremoso similar a Nutella. Y, en el centro hay una sola avellana entera, que imita la estatua de Nuestra Señora de Lourdes.
¿Ahora queda claro por qué son dulces tan especiales?