Durante muchísimos años, Fux trabajó con pasión por expandir las fronteras de la danza y hacerla una experiencia integradora, desarrollando esta metodología para la recuperación del equilibrio psicofísico y la expresión de personas con algún tipo de discapacidad.
Una artista que a través de un trabajo creativo, ha encontrado un método que logra cambios en la gente, mediante el movimiento. «Lo único que hago es estimular las potencialidades que todos tienen. Yo nunca hablo de curar, sino de cambiar. Y cualquiera sea el tipo o gravedad de un problema, siempre habrá algo que se pueda modificar»
Una anécdota
“Un día, al salir de una clase, por fin quedé a solas con la gigantesca, inalcanzable Martha Graham. Fue en el ascensor. Entonces, en mi entrecortado y mal inglés, le supliqué que viera mis danzas. Accedió. Mirando su reloj, dijo que al día siguiente me concedería media hora. Esa fue una noche infernal, revisé in mente cada una de mis danzas y todas me parecían muy pobres. Por fin llegó el momento. Ella me esperaba y yo, con mis discos rayados, comencé a bailar frente a Martha. Ya no me importaba nada, era mi meta (…) Fue pidiéndome más y más, hasta que, después de una hora, yo ya no tenía más que darle y me senté en el suelo. Entonces me dijo: ‘Sos una artista, no busques maestros fuera de vos. No tengas miedo de hacer danzas teatrales, sos actriz. Volvé a la Argentina y no esperes nada de maestros. Tu maestro es la vida”.
Sus convicciones y su manera de concebir la danza como camino hacia la plenitud de las potencialidades expresivas que toda persona posee abrieron las fronteras de la disciplina, posibilitando la integración en sus clases y espectáculos a personas con diversidad funcional, etaria, cultural y social