Parecen fotos, pero son sueños, sueños protagonizados por mujeres, viajan por museos de todo el mundo en busca de espectadores que los conviertan en realidad.
La fotógrafa holandesa Ellen Kooi nos cuenta con sus fotografías una historia entre el cuerpo humano y el espacio. Retrata mujeres y niñas insertas en la naturaleza, en ellas se esconde una historia, un relato que habla de melancolía, desengaño o frustración. Es de las pocas fotógrafas que adoptan la naturaleza como el escenario donde se desarrolla la acción.
La obra de Kooi, cuida todos los detalles compositivos, luz, colores, simetrías. Fue precisamente a través de la escenografía que Ellen comenzó a desarrollar su pasión por el arte, como ya lo hacía por el teatro. Además de su tarea como escenógrafa, también se encargaba de realizar los carteles para las obras. Sobre este hecho declaró: “tenía que hacer carteles de obras que aún no se habían estrenado y fue a partir de ahí cuando empecé a interesarme en la relación entre cuerpo y tiempo de una forma más espacial”
Kooi utiliza en muchos de sus trabajos el cuerpo humano como puente. «Coreógrafos como Pina Bausch o Jan Fabre han tenido una influencia muy importante sobre mi trabajo. Ellos me enseñaron cómo el cuerpo es un medio de expresión». Son historias sin final, «las cuento para que el espectador pueda inventar las suyas». Ése es el reto.
En efecto, cada obra de la artista holandesa tiene bastante parecido con los simbolistas flamencos del Renacimiento, toda fotografía está llena de significados y lecturas. Sin embargo, el simbolismo de las obras de Kooi trata más sobre el ser humano y sus miedos y sentimientos varios. Ella misma afirma sobre las figuras humanas en sus obras: “estar en el bosque un rato a solas nos asusta, nos hace sentir extraños, pero al final también se convierte en un espejo en el que mirarse uno mismo, donde pensar sobre lo que uno es; esta confrontación me interesa mucho… Algo ocurre en ese momento en que la naturaleza nos asusta pero nos conecta con algo dentro de nosotros mismos, eso es algo que intento plasmar en mis obras”. Las figuras humanas en su obra, además, son los intérpretes de las historias que nos cuenta la artista, son los enlaces entre el paisaje donde se circunscriben y el espectador que los observa.
Para entender más sobre la obra de Ellen Kooi hay que comprender también la influencia de su origen holandés, y toda la tradición pictórica que se desarrolló en los Países Bajos durante el Renacimiento y el Barroco, y autores como Vermeer, Brueghel el Viejo, Patinir o El Bosco, de los que parece ser que realiza una reinterpretación o actualización a través de la fotografía. La obra de la holandesa también acusa otro tipo de influencias, podríamos decir más contemporáneas, como es el caso del director de cine Lars Von Trier
Su propio origen, su país, su historia y sus paisajes parecen ser elementos que se reflejan en sus fotografías, comentaba al respecto: “la mayor parte de mi trabajo está relacionada con mi entorno. La gente que llegó a Holanda no vino y se asentó sin más; tuvimos que construir el espacio alrededor nuestro, porque el agua nos rodea. Hemos adaptado el paisaje a nuestras necesidades. Con mis fotos intento recrear mis impresiones de algunos paisajes. Son metáforas para esas sensaciones”.
A veces hace guiños o rinde homenajes sinceros a los artistas que más han influido en su trabajo, como Caspar David Friedrich. Por ejemplo, el retrato de la mujer vestida de rojo hundida en un mar de espigas remite a uno de los cuadros emblemáticos del arte contemporáneo, Christina’s world, del estadounidense Andrew Wyeth. «Inconscientemente siempre doy a mis fotos una dimensión de peligro. Algo que es y está puede perderse para siempre».
Fuentes: Elpais
Ahmagazine
Fotos: Ellen Kooi