Reinventando materiales de uso cotidiano, el artista estadounidense forma trajes que conjugan una inspiración de ceremonias tradicionales y un sentido provocativo de la moda. Cave crea magníficos y coloridos maniquíes, que a veces cobran vida y vibran con el baile.
Botones, pelo humano, lentejuelas y plumas son elementos que se conjugan en un baile de liberación, de alegría, de búsqueda. Esta sinfonía de objetos cotidianos es la esencia de la performance provocada por Nick Cave (EE.UU., 1959). De gran impacto teatral, ya sea a través de sus piezas escultóricas o de danzas performáticas, el artista es ya un importante exponente de la escena.
¿Por qué hablamos de performance provocada y no creada?
Porque cada soundsuit (trajes de sonido) cobra vida por sí mismo al envolver a quien lo usa. La persona detrás de la prenda se entrega a este ritual de ambigüedad de género, de experimentación sensitiva, de búsqueda de identidad.“Me veo a mí mismo como un mensajero, y el arte es el medio en el cuál entrego estos mensajes”, cuenta Cave. ¿Un mensajero de qué? De aquellas voces silenciadas por la sociedad o por nosotros mismos.
Esculturas formadas por objetos inusuales en el arte –rescatados de tiendas de segunda mano o que, simplemente, han sido dejados de lado–, intervenidos con fuertes colores mediante técnicas textiles, son los protagonistas de sus exposiciones, las más actuales en Mary Boone Gallery y Jack Shainman Gallery. Exhibiciones que, según Cave, van desde la celebración de la vida a una reflexión sobre la mortalidad.
El grito de los desechos
El lenguaje visual de Nick Cave se inspira, entre otros, en los vestuarios de rituales africanos y chamanísticos y en textiles asiáticos –tibetanos o del sudeste del continente, por ejemplo–, y se desarrolla con un sentido de la moda cultivado con referentes como Alexander McQueen y Vivienne Westwood.
Dio sus primeros pasos en el Kansas City Art Institute, donde aprendió a coser y se fascinó con los textiles. Se graduó en 1982, pero inicios de los noventa concretó ese interés en los soundsuits, luego de realizar un Master Degree en Cranbrook Academy of Art y de haber comenzado su labor en School of the Art Institute de Chicago –lugar donde hoy es director del Programa de Moda.
Por esa época, la golpiza a un ciudadano estadounidense por parte de la policía, no sólo gatilló un juicio a los oficiales, revueltas y una masiva difusión pública de los derechos humanos; también fue el puntapié emocional del trabajo de Cave. “Se volvió más evidente que yo era un artista con conciencia. Mi idea nace en base a lo que las revueltas trajeron en términos de identidad. Me pensaba a mí mismo como un hombre negro, relegado, menospreciado. Pensé en cómo provocar esa sensación y en que quería trabajar con algo ‘desechado’”, relata el artista. Con estas ideas dando vueltas, Cave, sentado en un parque, notó unas ramas en el suelo. Ellas formaron su primera obra escultórica. “Mientras la hacía comencé a pensar en el activismo, en que para ser oído tienes que hablar más fuerte, gritar y en la noción de movimiento”, cuenta. Este escenario emocional derivó en su primer soundsuit, donde encontró el rol y las responsabilidades que tomaría como activista, donde el desecho es el corazón: “Es como ese dicho, ‘la basura de un hombre pobre es el tesoro de otro hombre’”. A través de estos materiales, Cave buscaría provocar un cuestionamiento de identidad y una reflexión sobre quién somos como individuos y sociedad.
¿Cómo nació el concepto de incorporar el sonido al vestuario y cuál es el rol del baile en generar una experiencia para la audiencia?
“Cuando realicé los primeros trajes estaba pensando en cómo utilizar el cuerpo como portador, como mensajero en sí mismo. Desde ahí, empecé a reflexionar sobre qué otro material podía generar sonido. Éste puede ser entregado a través de diferentes medios, así que comencé a moverme hacia la performance y el video. Ahora trabajo a través de múltiples disciplinas; se trata de crear una experiencia. El baile, per se, le entrega al público una experiencia distinta; es transformador. Trabajo con individuos y con compañías de danza, y las personas que visten estos trajes también se mueven hacia este estado de transformación y se convierten en uno con el objeto”.
¿Qué sientes al crear los trajes? ¿Cuál es tu rol en las performances mismas? ¿Has vestido los trajes?
“¡Ay Dios! Estoy trabajando en un nuevo traje y me siento muy emocionado, vivo, libre. Porque no inhibo ninguna de las decisiones que tomo; todo es posible. Confío en mi impulso y permito que éste sea el que me guíe. De alguna forma respondo a él con el material que provocó la idea.
“Y sí, constantemente visto los trajes. Aunque a veces tomo el rol de director, de coreógrafo y otras me desligo y tomo el rol de “voyerista”. Esto me permite aprender de mi trabajo y de sus potencialidades”.
¿Qué sensación produce el estar dentro de esta transformación de la que hablas, ser quien usa el traje?
“Es interesante ser quién está detrás de ellos. No recomiendo que se muevan inmediatamente después de ponérselos, sino que se queden quietos y se permitan a sí mismos moverse hacia la transformación, porque el traje domina completamente tu identidad. Debes estar dispuesto a tomar los procedimientos adecuados para moverte a esta otra dimensión, y a rendirte: ahí aparece esta curiosidad y el trabajo comienza. El movimiento también cambia con cada usuario”.
Tus trajes funcionan como “máscaras de cuerpo”. ¿Cómo podemos realizar un análisis sobre género desde ellos?
“Creo que están basados desde una perspectiva sin género. Creo que el género se vuelve relevante dependiendo del usuario. Soy un hombre, pero puedo moverme en el traje de tal forma de que parezca ser una figura femenina, y así también sucede de forma contraria. El género no es muy relevante, está escondido”.
¿Por qué eliges esconderlo?
“No sé si elijo esconderlo. Lo que hago es una mascarada, un camuflaje de identidad. Busco crear lo fantástico y forzar al observador a negociar. ¿Cómo leemos las cosas que no identificamos? ¿Qué tanto espacio nos damos a nosotros mismos de estar abiertos a algo distinto?”
Articulo de Revista Arte al Limite (Colaboradora para ellalabella)
Texto: Paola Mosso . periodista