Siempre es difícil transmitir en palabras las emociones que se sienten viendo danza o cualquier otro tipo de arte, sobre todo cuando se trata de obras tan espectaculares como «Plexus». Aquí trato de traspasar a letras lo mejor posible sobre éste novedoso espectáculo que se presentó en Enero pasado en Matucana 100 en marco del Festival Santiago a Mil.
Magia, visiones, transformación, ilusiones ópticas, espacios que comprimen el cuerpo, telas que bailan, todo esto y más me hicieron vivir una experiencia sensorial increíble.
Una inmensa manta negra y latidos de un corazón, juego de un cuerpo con el movimiento sutil de la tela. Como olas de un negro mar, el inmenso telón cobra vida con reflejos de luz, produciendo una sensación de relajo, hasta que el cuerpo desaparece.
Miles de hilos de alambres tensados retienen a un cuerpo enjaulado que baila, que levita, que se mueve en un espacio reducido a lineas verticales. Los rayos de luz reflejados en éstos, hacen aparecer y desaparece a la bailarina y crean dimensiones e ilusiones en el interior de ese espacio cuadrado. Telas que bailan como si de un cuerpo en movimiento se tratará y se unen y componen con la intérprete.
El sonido es creado por cada paso y expresión del cuerpo, entrelazado con los alambres, haciendo de estos un instrumento de cuerdas.
Los distintos ángulos de luces reflejados sobre las lineas y el cuerpo suspendido, crean bellas composiciones, y miles de imágenes para capturar. Una novedad tras otra, misterio de lo que aparecerá desde esta interesante escenografía. Entre esos alambres que de lejos parecen débiles hilos, el cuerpo viaja, se entrelaza y dialoga, tejiendo así la coreografía.
La obra me hizo recordar a la artista japonesa Chiharu Shiota, ya que ella cubre con miles de hilos negros, salas y objetos, haciendo que parezcan telaraña, en éste caso es un cuerpo en movimiento el que se ve atrapado por hilos.
En fin es una obra que cruza muchos lenguajes, danza, teatro y visualidad, de una creatividad impresionante y una puesta en escena demasiado novedosa.
Se termina la función, todo el teatro vibrando, parados, gritando y aplaudiendo sin parar, para agradecer tan mágico espectáculo, muy emocionada de que este tipo de danza esté llegando a nuestro país.
Detalles sobre la Obra
“Plexus se traducía en el último periodo latino como ‘entrelazar’. Más tarde, el sentido común del término en un contexto anatómico significó ‘red de nervios o vasos sanguíneos’. La definición exacta de la palabra refiere a la mecánica interna de los músculos, los impulsos desde el sistema nervioso y el flujo de sangre oxigenada, así como la mecánica externa de la danza, movimientos entretejidos, a la deriva, cuerpos y partes del cuerpo. El camino que planeé para retratar a Kaori Ito mayormente implicó retratar su cuerpo. No estoy interesado en un estudio anatómico, sino en la memoria de un cuerpo sustancialmente modelado por la danza; me preocupo por las marcas más íntimas que su arte ha esculpido en su cuerpo vivo. ¿Cómo cada célula ha formado parte de esta maravillosa red de tejido de músculos? ¿Cómo la danza ha modelado, esculpido y, finalmente, expandido o tullido su espacio interior? Plexus plantea un diálogo entre el mundo interno de Kaori y el mundo exterior. ¿No es un diálogo sobre la quinta esencia de la experiencia humana universal? ¿Es esto también el núcleo de nuestra fragilidad?” – Aurélien Bory
Con la Compañía 111 que fundó en el año 2000, el coreógrafo Aurélien Bory desarrolla un “Teatro físico” donde se cruza teatro, circo, artes visuales, danza y música.
“Plexus” (2012), es el retrato de una mujer, Kaori Ito, bailarina japonesa cuyo cuerpo, modelado y esculpido por la danza, nos sumerge en un juego con sombras e hilos, a partir de una gestualidad profunda e intensificada por objetos misteriosos.
Crítica: María Jesús Ossa