U2Guide, un portal web que pone en contacto a los viajeros con “guías” nativos.
Los nuevos tiempos traen nuevas formas de viajar. Así lo avala la propia Organización Mundial del Turismo (OMT), que calcula un incremento del 20% en las nuevas tipologías de turismo, enfocadas a la sostenibilidad y al respeto por el entorno y las comunidades de acogida. Un ejemplo de cómo la naciente economía colaborativa también ha empapado al sector turístico viene de la mano de U2Guide, un portal web que pone en contacto a los viajeros con “guías” nativos.
El formato que utiliza U2Guide es simple: eliges una ciudad donde quieres viajar, y el buscador te muestra todos los guías que en esa localización ofertan sus servicios. Sobrevolar la ciudad de Lisboa en parapente, descubrir las poco conocidas islas de Kep en Camboya o una visita por Shanghai personalizada al milímetro con tus gustos… A un precio fijado por los guías que cubre todos los bolsillos.
Pero quizá el funcionamiento del portal no sea lo más llamativo de U2Guide. Ni siquiera vivir las experiencias de la mano de los guías. La clave de esta empresa está en su modelo de negocio, que sus promotores han bautizado como Philantropía. Los viajeros, a través de sus pagos, pueden elegir una organización sin ánimo de lucro cuyo proyecto les gustaría financiar metiendo su propio “código de patrocinio”. La ONG seleccionada se beneficia del 1% de la cantidad de la transacción. Además, las ONG que se pueden seleccionar llevan a cabo proyectos en el país o en la comunidad a donde irá el viajero. De esta manera, se genera un entorno de colaborativismo, en el que todos -viajeros y comunidad de acogida- salen beneficiados de la intermediación de la empresa.
Además, U2Guide reserva nada menos que el 50% de sus beneficios netos a financiar proyectos de ONG en los países en los que las transacciones tienen lugar. Uno de los fundadores, Éric, dirige desde Madrid las operaciones entre viajeros y guías, y busca los mejores proyectos de ONG a los que ayudar en su financiación. Antes de fundar la compañía con su mujer, Anouk, y su amigo Paul, Éric trabajó durante siete años de director financiero en importantes compañías de países como Senegal o China, a la vez que compaginaba su labor humanitaria de forma voluntaria en Camboya. Pero con la firme convicción de que mediante nuevas formas de negocio se debe favorecer a la justicia social, decidió dar un giro a su vida y crear desde cero esta empresa.
Con una sonrisa permanente y los pies en la tierra, Éric relata a Ethic los prolegómenos de materializar su idea. Optimista, muestra los resultados: en pocos meses cerca de 450 usuarios se han inscrito y han empezado a colaborar, ya sea como guías o viajeros, al mismo tiempo que crece de manera exponencial su número de fans (1.400 seguidores de todos los rincones del planeta en Facebook, por ejemplo)